Escrito por: Adriana del Castillo
Históricamente los Ingenieros Civiles hemos sido los encargados de estudiar, analizar y ejecutar obras que han desafiado el comportamiento de la naturaleza para generar progreso. En algunas ocasiones hemos tenido que intervenir montañas, cambiar el cauce de los ríos, generar islas artificiales, entre otras, para hacer realidad esas grandes obras en pro de la conectividad y el desarrollo.
Aunque Latinoamérica, dentro del ranking mundial en infraestructura ocupa uno de los últimos puestos, existen obras muy significativas y de gran trascendencia que seguramente han tenido desafíos importantes con los suelos y el agua.
La evolución en tecnología va a pasos agigantados, cada segundo con nuevas aplicaciones y nuevos desarrollos de software y hardware; sin embargo, adaptar los métodos constructivos en las obras de infraestructura a los nuevos desafíos ambientales, sociales y de desarrollo ha sido un proceso lento, poco creativo y casi atornillado en el tiempo.
¿Porque nos cuesta tanto explorar nuevas alternativas en el diseño y la construcción? ¿Porque los estudiantes de Ingeniería Civil siguen aprendiendo los mismos métodos de construcción que aprendieron nuestros abuelos?
¿Será que el carácter tradicional y cuadriculado de nuestra formación, limita nuestra capacidad de adoptar cambios tecnológicos? ¿O será, que el hecho de que las soluciones que hemos usado durante muchos años y que en efecto han funcionado, nos mantienen presos de una zona de confort? Cuando se hacen buenas investigaciones explorando materiales y/o formas de hacer las cosas diferentes, porque no nos gusta implementarlas?
Cuestionamientos que rondan todos los días en mi cabeza y me cuestionan con respecto a nuestra forma de ver lo que estamos construyendo para el futuro.
¿Qué le estamos haciendo a la tierra?, el mundo afronta hoy en día uno de los retos más grandes de su historia, y se llama cambio climático. ¿Es nuestra infraestructura sostenible para soportar estos retos y minimizar la afectación a la naturaleza e impactar positivamente frente a este fenómeno?
Hemos alcanzado niveles de contaminación alarmantes, según el IPCC que es el panel de expertos del cambio climático (organismo creado por la ONU y la OMM en 1988) en su reporte de 2015 determinaron que los niveles de CO2 son los más altos en al menos 20.000 años, y para el 2018 en vez de disminuir, aumentaron 2.7% con respecto a 2017 (Cifra dada en la Conferencia de Cambio Climático de 2018).
En la naturaleza un aumento de 100 partes por millón de CO2 toma alrededor de 5.000 a 20.000 años, hoy en día debido a la acción humana (incluida la explotación de materiales pétreos no renovables) tenemos un aumento de 115 partes por millón en tan solo 120 años de influencia (fuente IPCC 2015).
El acuerdo de París es un acuerdo dentro del marco de la convención macro de las Naciones Unidas sobre el cambio climático firmado por 195 países miembros, en diciembre de 2015, que estableció medidas para la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero. Según el IPCC se estima, que el 40 % de las emisiones de CO2 está relacionada con la industria de la construcción e infraestructura, es decir que con nuestra actividad generamos grandes impactos al medio ambiente.
Los suelos y el agua son fundamentales para la vida en el planeta, su conservación y mantenimiento son indispensables para reducir el cambio climático, se requieren nuevas tecnologías de construcción que promuevan la recuperación de los suelos y eviten la contaminación del agua, construyendo infraestructura que minimice el impacto al medio ambiente.
Mis queridos amigos, espero que con estas cortas líneas reaccionemos, los invito a partir de hoy a que pensemos diferente, para que seamos conscientes que somos responsables desde nuestra profesión de lo que le está sucediendo al planeta, que no es un tema que solo les concierne a los ambientalistas, o a las nuevas generaciones.
Definitivamente, no podemos seguir pensando de la misma forma, los cambios que se presentan en la naturaleza son responsabilidad de todos, es momento que pensemos en construcción de infraestructura con responsabilidad ambiental, es momento que pensemos en implementar nuevas tecnologías que minimicen los impactos ambientales que causamos en el suelo y en el agua.
El crecimiento y la demanda de infraestructura para las necesidades de la sociedad siguen siendo un gran desafío, la disponibilidad de recursos es cada vez más limitada y los requisitos de infraestructura son mayores, las tecnologías aplicadas a la industria requieren una construcción innovadora, sostenible, eco eficiente y duradera que reduzca el impacto ambiental, porque “El planeta quiere algo diferente”.